Ya me había preguntado ¿cómo?, alguna vez. Y le había dado algunas vueltas para terminar en convencerme que mantenerme en la madriguera sería la mejor opción. Después de todo me mantiene caliente cuando llueve, me da de beber cuando tengo sed y de comer cuando el hambre ataca... Quién quiere salir de la madriguera? me imagino que aquel que quiere mojarse, tener sed y a veces no comer. Claro ambos escenarios representan los extremos de un camino desconocido e incierto. Camino que pocos en la madriguera conocen. Dentro de ella, a menudo hay voces que simulan querer asomarse a la ventana a mirar, voces de visos de libertad, pero se quedan en eso y renacen de vez en cuando; sólo para que quede constancia de la mención. Me puedo pasar la vida escuchando las voces aquellas, maquinando planes de escape, al mismo tiempo que me va endulzando, el dulce aroma de armonía, de la miel que se cuece en la madriguera y que sin lugar a dudas me tienta a borrar estas líneas. Cuando este fuera, escribiré