Hubó un momento en que ya quize escribir esto, más el desanimó simpre colgo el teclado, postergando estas líneas para hoy.
Desde aquella última noches de boca grande, ha pasado ya casí un año. Recuerdo aún las guitarras que al compas de la "luna plateada", me permitieron ver, en sus pupilas, el amor.
Casi doce meses en que esta ciudad extraña, de centro histórico bello, divida en dos partes, de frias noches y soles calcinantes. Esta ciudad, donde es habitual saludar a paisanos desconocidos y desconocer a los conocidos, donde tienes compañeros, y extrañas a los amigos, esta ciudad ajena a años luz de la pequeñita ciudad.
Pero no todo es malo, de esta ciudad sé: la desconfianza, el valor de un centavo y la distancia, que las penas con pan son buenas y que en verdad se "adormese el costado" cuando regresas a Loja.
Empero volver a ella, mujer que rie y vivo, mujer que llora y muero, mujer que sabe que la vida es simple y que todo lo que le agregamos sirve para sumar sonrisas y llantos. Así fue como supe, que estaba enamorado, el día en que senti perderla, ya les contaré. Supe también que en 48 horas puedes estar en 3 ciudades, aún viajando en bus, en la segunda unirte al símbolo de amor eterno y llevarselo; supe también que no hay lugares ni sitios perfectos, que lo perfecto es imperfecto por serlo.
Y así, estos más de 300 días, han sido un ir y venir de verla, de bienvenidas y despedidas, de fines de jornadas e inicios de alegrías. Cuando voy o ella viene, me siento feliz. Así, entendí que la frase "mi tiempo", tiene una cognotación gigante.
Ahora, mientras cierro estas líneas, me alegro. Quien quita, que más adelante cuente como casí la pierdo, y que haré para no hacerlo.
Desde aquella última noches de boca grande, ha pasado ya casí un año. Recuerdo aún las guitarras que al compas de la "luna plateada", me permitieron ver, en sus pupilas, el amor.
Casi doce meses en que esta ciudad extraña, de centro histórico bello, divida en dos partes, de frias noches y soles calcinantes. Esta ciudad, donde es habitual saludar a paisanos desconocidos y desconocer a los conocidos, donde tienes compañeros, y extrañas a los amigos, esta ciudad ajena a años luz de la pequeñita ciudad.
Pero no todo es malo, de esta ciudad sé: la desconfianza, el valor de un centavo y la distancia, que las penas con pan son buenas y que en verdad se "adormese el costado" cuando regresas a Loja.
Empero volver a ella, mujer que rie y vivo, mujer que llora y muero, mujer que sabe que la vida es simple y que todo lo que le agregamos sirve para sumar sonrisas y llantos. Así fue como supe, que estaba enamorado, el día en que senti perderla, ya les contaré. Supe también que en 48 horas puedes estar en 3 ciudades, aún viajando en bus, en la segunda unirte al símbolo de amor eterno y llevarselo; supe también que no hay lugares ni sitios perfectos, que lo perfecto es imperfecto por serlo.
Y así, estos más de 300 días, han sido un ir y venir de verla, de bienvenidas y despedidas, de fines de jornadas e inicios de alegrías. Cuando voy o ella viene, me siento feliz. Así, entendí que la frase "mi tiempo", tiene una cognotación gigante.
Ahora, mientras cierro estas líneas, me alegro. Quien quita, que más adelante cuente como casí la pierdo, y que haré para no hacerlo.
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